y la monumental cierra puertas, en su lugar una estela de bellos palabros: albero, coso, chicuelina, quedan sepultados para siempre por la ciudad ingrata. el maravilloso edificio modernista herido de muerte, sucumbe ante la sucesión de grúas que indican un futuro de promociones inmobiliaras de lujo y más muerte. nadie se desnudará y pintará el cuerpo entonces por la sangre derramada. en algún lugar manolete levanta la cabeza, y recordando en su adusta figura y expresión alucinada a nuestro héroe turco, volvemos a cantarle a ozil un hermoso cante, esta vez, por tientos:
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