Venid acá, ¡oh naciones!, y escuchad; pueblos, estad atentos; oiga la tierra y toda su población; el orbe todo, y cuanto en él vive. Porque la indignación del Señor va a descargar sobre todas las naciones, y su furor sobre todos sus ejércitos; los matará, y hará en ellos una carnicería. Arrojados serán al campo sus muertos, y exhalarán sus cadáveres un hedor insufrible; los montes quedarán inficionados con su sangre. Desfallecerá toda la milicia o astros del cielo; y los cielos se arrollarán como un pergamino; y como cae la hoja de la parra y de la higuera, así caerá toda su milicia, o todos sus astros.
Porque
mi espada se ha embriagado de sangre en las criaturas del cielo; he
aquí que va a descargar sobre la Idumea, sobre el pueblo en cuya
mortandad señalaré Yo mi justicia. Bañada está toda en sangre la
espada del Señor, chorreando grasa y sangre de corderos, y de machos de
cabrío, sangre de gordos carneros; porque las víctimas del señor están en Bosra; hará Él una gran mortandad en el país de los idumeos.
Y
caerán con éstos a tierra los unicornios y los toros, con los
poderosos; la tierra se embriagará de la sangre de ellos, y de la grasa
de los cuerpos de sus campiñas; porque ha llegado el día de la venganza
del Señor; el año de hacer justicia a Sion.
Lo único que os faltaba a la verborrea épica, era esta sarta de gilipolleces sionistas del Antiguo Testamento.
ResponderEliminarUN ABRAZO, HIMMLER.
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