El abuso de la letra impresa y la saturación tectónica de desinformación han devaluado el adjetivo; sin embargo, hay sucesos que -sin exageración ni aplicación inflacionista del IPC interanual- sólo cabe reputar como asombrosos. Ayer noche sucedió uno de tales eventos en la casa Montesco: sonó el viejo teléfono de baquelita, exorno encontrado en algún remate del mercado del Fontán, tareco inútil hasta ese momento por la causa más simple: no tiene cable.
Descolgué el auricular con incredulidad, pero también pleno de un raro orgullo de propietario que ya se ve explotando el milagro frente a las generosas audiencias del Cuarto Milenio, pródigas en SMS y dispuestas desde la Edad Media a la subvención boquiabierta del ternero de cinco patas. Juro que antes de escuchar una sola palabra ya imaginé las camisetas vendiéndose por millardos, las cámaras de La Sexta, las ofertas de Mariló.
Al otro lado sonaron suspiros quedos, suaves crujidos -no sé si de sillón Chester o más bien imputables a una deficiente calidad en la línea con Eleusis-, la nana inconfundible de unos cubitos de hielo acariciando las paredes de cristal de un vaso bajo. Una voz dijo:
Estoy harto.
No pronuncié una palabra; sospechaba, como haría cualquiera, que no hay que interferir en los prodigios.
Estoy harto, repitió. Harto de una prensa incansable en sus mentiras, manipuladora, despótica. Lo evidente es cierto: no quieren a Mourinho, no quieren al Presidente, no quieren al Real Madrid. Lo que quieren es el Real Madrid. Son incapaces de comprender que eso ya no es posible. Ya no dirigen este club. No volverá a suceder.
Los chirridos y cliqueos volvieron. La voz se entrecortaba y esa fue la última frase completa que pude escuchar con nitidez; el resto fueron fragmentos de una efímera piedra Rosetta que no me sería dado examinar una segunda vez.
Kaká (...) ha costado un dineral (...) por un suplente, pero un suplente del que el entrenador dispone a su gusto (...) ha dejado ya mucho dinero en las arcas del club, millones. Es una seña de identidad (...) impacto mundial (...) la dimensión de este club.
Mienten (...)
(...) están con Mou a muerte, a muerte. Claro que tienen sus discusiones. Ramos (...) personalidad, pero a Mou le gustan los hombres con carácter (...) Están con el entrenador.
Miente, la prensa miente (...)
El estadio (...) con Mou. La victoria en la Liga (...) ochenta mil personas celebrando. Hace poco (...) Supercopa (...) El socio, el abonado también está con Mourinho, como la plantilla y la directiva (...) Mienten (...) inventan (...)
(...) quién coño le importa una discusión en el vestuario del Barcelona. Pero el Real Madrid (...) en China.
Mienten (...)
Esto es enorme (...) una dimensión (...) no te puedes dar cuenta de lo que es. Muy complicado.
(...) Han perdido la perspectiva; no se dan cuenta de que ya no tienen el monopolio (...) todos esos sitios de internet que han desmontado (...) mentiras una a una (...) tantas veces (...) y eso llega.
Mienten (...) pocos dicen la verdad (...) todos los medios. Y el ataque al entrenador es instrumental, no es el fin último (...)
(...) Está cansado; tiene una familia, una esposa. Pero (...) encantado con el club y los jugadores. Él sí se da cuenta (...) alcance mundial del Real Madrid (...) proyecto.
Se inventan (...) mienten (...) campaña (...) acoso (...)
Y yo (...) con Mourinho. Si el Atlético nos hubiera metido seis (...) bajado al vestuario (...) y le habría renovado otro año.
En ese momento no pude contenerme y cometí el error de preguntar suavemente:
¿Don Florentino, es usted?
La señal se cortó y el viejo teléfono volvió a su ser.
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Nota del editor: en el Almanaque Madridista siempre hemos apostado por darle a nuestro lector proteína de primera calidad: hechos desnudos y sólo la antropología que haya obtenido el nihil obstat de nuestros rigurosos laboratorios cárnicos, libre de conservantes, colorantes y supercherías. Asimismo garantizamos que nuestros redactores, como los agentes del F.B.I., carecen de sentido del humor y aun de la imaginación más básica. No podemos contenernos, sin embargo, ante el hallazgo casual de este Cide Hamete, a todas luces apócrifo, que acaso podría ser creído como portada de Marca o crónica de tabloide independiente de la mañana. Quede aquí como muestra de que también sabemos hacer fiction. Si queremos.
Prodigioso, que dice el director de "Holmes & Watson: Madrid days". Me trae a la mente un artículo del partidario de la "faction" en el diario ex-independiente de la mañana, en el año de la polca, artículo del que sólo recuerdo que una voz susurraba en el teléfono: "¿Seré yo culpable?".
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