El puto señorío


[...] ¿Aplaudo?
No. Si aplaudiera sería tanto como decir: "Bah, Reilhan, no era tan importante, sólo era una diversión". Le estaría diciendo: "Reilhan, sólo has ganado a una parte de mí, y el resto, lo que importa, te aplaude."
Pero Reilhan me ha vencido por completo.
El que se alegra por su ganador lo está denigrando. Ser buen perdedor es una evasión despreciable, un insulto al espíritu deportivo. A todos los buenos perdedores se les debería prohibir participar en cualquier deporte. [...]

El ciclista, de Tim Krabbé.

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