Real Madrid 3 - Manchester City 2 [Copa de Europa,1]
Si el partido no era ya lo suficientemente peligroso para él, Mourinho dobló la apuesta: sentó a Ramos, sin temer a la prensa patriótica, y puso un centro del campo musculoso, sin temer a la prensa rapsoda. Mancini planteó un partido muy complicado, a la italiana, defendiendo con muchos y sembrando el terror en contragolpes cuando Yaya Touré abandonaba su pose de músico de jazz cansado de cargar con su instrumento y cabalgaba majestuoso hacia la portería. No hubo goles hasta que Mourinho quitó el tapón Essien y el espectáculo se volvió salvaje e impredecible: el Madrid atacaba más y más, pero el City encontraba más y más espacios. Los goles se sucedieron cambiando los titulares del día siguiente de manera vertiginosa, pero el último lo hizo Cristiano Ronaldo. El Madrid, con tremendas actuaciones de Marcelo y Di María, lo mereció.
XI: Casillas; Arbeloa-Varane-Pepe-Marcelo; Alonso-Khedira-Essien; Di María-Cristiano-Higuaín.
+: Ozil por Essien [64'], Modric por Khedira [72'], Higuaín por Benzema [72']
Un partido apasionante, puro fútbol. Es natural que a la prensa, con el gusto estragado por el amaneramiento, le resultara insoportable. Pero el Madrid no "mereció" nada. Simplemente, ganó.
ResponderEliminarestamos de acuerdo, fue un lapsus: el merecimiento está entre las redes de la portería.
ResponderEliminarYo tampoco estoy a salvo de caer en ese error: es un lugar común, más peligroso de lo que parece, que a todos nos han inculcado.
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