Real Madrid 4 - Getafe 1 (Liga, 5)
Todo empezó con un gol de rebote
del rival, cortesía de la Castellana a su ciudad dormitorio. El sistema o su
ausencia, sigue sin ser memorizado, y eso produce una confusión que paraliza
los instintos profundos de este equipo. Entonces, es Cristiano quien tira del hilo y
desteje lo que Benzemá e Isco han hilvanado primorosamente. Y es Di María
-magnífico como chico de los recados- quien tensa la situación y atropella la
virtud por el camino. Quizás la promesa de trascendencia que es el Madrid,
invalida la costumbre y desbarata cualquier pretensión de estilo. De hecho, no
hubo goles católicos, todos fueron de estraperlo. Picardías, rebotes y una
última bisutería que se perdieron los esclavos de la hora y el capital. Es ley
vieja que cuando se rompen las costuras, el estadio respira feliz y olvida sus
agravios. Fue un momento puntual; uno de tantos desde la gran fragmentación:
Isco dibujó una continuidad con el pensamiento y alguien, ahí arriba, la falló.
A partir de entonces todo fue devenir y cada máscara encontró a su personaje.
Incluso Benzemá, inclinando cada jugada hacia el gol y despreciando el remate
por vulgar. Hubo run-run, pero las señoronas del Bernabéu decidieron perdonar
al francés ya que han decidido matarlo por la vía condescendiente. Y al final
el taconazo, orgullo de clase, hizo levitar la anciana estructura y el rival
murió contento. Porque el Madrid existe, para que en Getafe y más allá, sean
felices.
XI: Diego López; Carvajal-Pepe-Nacho-Arbeloa; Illarramendi (Modric 77`)-Khedira-Isco; Cristiano-Benzemá (Morata 80`)- Di María (Jesé 84`)
Goles: 18` Pepe; 32` Cristiano; 58` Isco; 92` Cristiano
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