Real Madrid 3 - Athletic de Bilbao 1 (Liga, 3)
Los vascos, que son gente con un
folklore muy asumido, bajaron al centro del estado para comparecer ante el
dragón. Animosos y disciplinados, saltaron al campo con la fiereza que se le
supone a un amistoso entre una selección nacional y un combinado del resto del
mundo. En el banquillo del Madrid, Casillas estaba quieto, serio y bien
peinado. Sin duda, un buen chico. Durante la semana, el entrenador nacional
había deslizado una frase en los salones que todos fingieron no oír: A veces,
la igualdad es la peor de las injusticias. El Real de Anchelotti es ajeno a la
viscosidad del entorno y se desarrolla con prudencia y un talento que parpadea,
sin continuidad, pero con suficiencia. Cristiano está acostumbrándose a su
nueva jungla, que ya no está construida para él, sino para la felicidad de los
centrocampistas. Fue un 442 pantanoso para el rival y con un acabado imperfecto
en ataque. La vieja ordenanza fulminante todavía está en gestos y miradas, y Di
María no ayuda a exorcizar el vértigo. Ozil perplejo, asiste desde el
banquillo. Pero Modric fue el partido. Es mediocentro y tiene quite,
elasticidad y un talento burlón. El campo entero suspiró al fin. Isco rompió
desde la 2º línea y lo han subido a los altares, desde donde se puede ver el
abismo. Apenas hubo más, era un partido ajeno al drama. Los vizcaínos rascaron
un gol en los minutos humorísticos de Marcelo. Después, marcharon Castellana
abajo cantando su alegre derrota. Y contarán en sus tierras las pasmosas
riquezas, los escaparates, el torso de Cristiano y lo de Bale. El
deslumbramiento.
IX: López; Arbeloa-Ramos-Pepe-Marcelo; Khedira-Modric-Isco-DiMaría; Cristiano-Benzemá
+: Casemiro por Khedira (m.70), Jesé por Benzemá (m.74), Carvajal por Marcelo (m.86)
Goles: 1-0, (m.25) Isco. 2-0 (m.45) Cristiano. 3-0 (m.73) Isco
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