Real Madrid 4 – Copenhague 0 (Copa de Europa, 1)
El genio, que casi siempre lleva un niño iracundo
dentro, tiende al desequilibrio. Necesita de una disciplina. Sean leyes externas,
una oración meticulosamente interiorizada o una mujer. El Madrid que es reacio
a la táctica desde las crisis del siglo tercero, no puede asumir un corsé, pues
los jugadores se creen por encima de sí mismos. No tienen la humildad ni la
nación del otro lado del puente que les sirva para dominarse. Tantos reyes que
se convirtieron en princesas cayeron aquí; y aquí piden libertad, sueldo
astronómico y un criado que les libre de limpiar las cuadras. Según los voceros
de la previa, todo había terminado. Con los 100 millones se podía comprar la
crisis misma y mientras, el caballo enjaezado esperaba en la cuadra, lastimado
y triste, sin razón alguna. Sólo vicio: Real Madrid. En esto, llegó Marcelo
inclinando el campo con una sonrisa y Modric, de interior izquierdo, cosió
zonas en las que habitaban desconocidos. En la orilla opuesta, Di María hacía
su guerra, con sus armas neorrealistas, atrabiliadas, con ganas de acabarlo
todo al primer intento. Así entró la confusión al partido, pero algo le dijeron
al argentino, que en la segunda parte dejó de chocarse contra los muebles, se
coló por todos los pasillos y brotaron las ocasiones donde antes había terreno
baldío. Apareció un cierto orden desordenado que empezó a sonar con un ritmo todavía
poco audible. Taconazos y rabonas; allá un pase largo, después una combinación
de cuatro letras, luego el contraataque, siempre Cristiano y el desconcierto
justo. Dicen los enciclopedistas que el Madrid es un circo y al final pasó lo
de Casillas. Hizo un par de trucos sin utilidad práctica y ya sabidos, pero que
sacaron una sonrisa de los inocentes del niño Jesús. No estaba Joselito, el
niño cantor; así que sonó Plácido y todos nos fuimos a la caseta algo
abochornados.
XI:
Casillas; Carvajal, Varane, Pepe, Marcelo; Khedira (Morata, m. 74),
Illarramendi, Modric (Isco, m. 66); Di María, Benzema (Jesé, m. 81) y
Cristiano.
Goles:
1-0. M. 21. Cristiano. 2-0. M. 65. Cristiano. 3-0. M. 70. Di María. 4-0. M. 91.
Di María.
"Y el Madrid volvió a dejar su puerta a cero".
ResponderEliminarY volvió Varane, el defensa silencioso. Otros, como Pepe o Di María, son, para lo bueno y para lo malo, ruidosos. Pero cada vez que interviene Varane, es como si el partido se pusiera en "mute".