Almería 0 - Real Madrid 5 (Liga, 14)
Fuera de las fronteras del
Madrid, en las aguas estancadas del fútbol de selecciones, Cristiano siguió
demoliendo las ciudades y los lugares comunes. Está llevando el fútbol a sus
orígenes, donde los espacios vacíos se llenan con los sueños de los hombres que
huían de las fábricas. En Almería, bastó un fragmento suyo para acabar con el
partido. Fue en un principio marcado por el 4231, en el que el doble pivote euskaldun, buscaba sanar la baja de Khedira. Isco, se dio un empacho en la mediapunta hasta
que se enredó en su bata de cola y los astros comenzaron a chocarse entre sí.
Al Real se le fue el oxígeno y sus piezas quedaron clavadas en sus casillas de
salida. Diego López, severo y con los ojos tan abiertos como un ídolo
precolombino, fue terco en el ejercicio de sus funciones. La portería no fue
violada lo que provocó una lluvia de endorfinas en el aficionado. En la segunda
parte se lesionó Cristiano y saltó al campo Jesé, tañendo fuerte las cuerdas
del partido, hasta que cayó el gol ejecutado por Benzemá con su pasmo habitual.
Fueron saliendo los canteranos y sumados a los españoles dieron lugar a bonitas
estampas costumbristas. El partido era inexistente, sólo detalles para charlar
a la puerta de casa, culpa de un contrincante no violento que en las heridas
del Madrid aplicó pomada en vez de hiel. En España se ha desplomado la realidad sobre
la clase media y el fútbol vive de promesas y dinero de mentiras. No hay
contendientes a la vista. Así, el Real lucha contra sus fantasmas, la
Generalitat y la rabia de Simeone. Espera Europa, donde están electrificando
las líneas por donde pasará Cristiano.
Goles: 0-1. M. 3. Cristiano. 0-2. M. 61. Benzema. 0-3. M. 71. Bale. 0-4. M. 75. Isco. 0-5. M. 80. Morata.
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